Se volvió a batir la olla, y de nuevo se siente el encuentro entre las masas de aire frío y pesado, que bajan desde la cordillera y las masas de aire caliente, que por ser más livianas, se elevan desde el llano; y al chocarse estos cuerpos, cuya sustancia es básicamente la misma, pero que se hallan a temperaturas antagónicas, empiezan a generar un fenómeno rotatorio en espiral ascendente, con escalada en su velocidad, que termina por arrasar todo lo que encuentre en su camino; que se lo conoce más comúnmente como tornado. Este evento de la naturaleza, por curiosas razones aún no descifradas por el suscrito, se puede extrapolar perfectamente a la situación política del país.
La gran discusión en este momento se concentra en 2 asuntos, primero si los documentos que respaldan la propuesta política del MAS y de la Regiones de la Media Luna, cuentan con la legitimidad y la legalidad suficiente; y segundo, si el contenido de cada uno de los instrumentos incluye los más altos valores democráticos, y en esta batalla, es máscara contra cabellera, donde los rudos se han atrincherado en la defensa de los argumentos de legalidad y legitimidad de ambos bandos, y los técnicos tienen sus esquinas en el ring del contenido de cada una de las propuestas. (Para quien ha visto alguna vez lucha libre, Blue Demon contra el Santos, el enmascarado de plata, más o menos).
Entre esta lucha de titanes, se encuentra la gente, el pueblo, las masas, a galera, como dirían los cariocas, que en este momento en términos estrictamente reales tiene 3 opciones, o gira en la corriente del aíre frío y pesado, o lo hace en el sentido en el que gira el aire liviano y caliente, o toma la tercera opción (sin mal interpretar), que es quedarse al medio, presto a ser succionado por el ojo de la tormenta, para luego invisibilizarse y quedar como un despojo inútil arrojado a un lado, como un efecto colateral de la misma, (dramático no?, pero es cierto. ¿Existe la posibilidad de que los ciudadanos cuerdos generen otra opción alternativa más democrática y plural? Sí, pero es una posibilidad lejos de estar estructurada actualmente.)
Entonces frente a esto, sin desmerecer las discusiones ciudadanas que fortalecen el pluralismo y afianzan la democracia, y sin claudicar en el derrotero de vivir en una sociedad libre y verdaderamente democrática, valga la redundancia, estamos frente a la lucha de dos modelos ideológicos políticos, que buscan generar sus instrumentos de gestión del poder, ya sea mediante el “instrumento de la constitución” o el “instrumento de los estatutos”, hasta aquí nada nuevo en el análisis, la variante la presento, en el sentido de que el voto por consigna, pudiera no ser simplemente eso, sino que en este momento, a la gente de un lado y del otro lo único que le importa es consolidar un modelo político institucional, no importa con que errores venga, ya que eso se arreglará en el camino. Me da la impresión que las discusiones de si el proceso o el contenido estuvieron bien o mal, son extemporáneas y ahora sólo resta definir si es o frío o caliente, y después se verá si es dulce o salado.
Aunque esto parezca demasiado simple y se limite a un pensamiento bipolar, la realidad nos dice que en 60 días enfrentaremos las urnas para decidir mediante el voto un modelo u otro (quizá técnicamente no, pero políticamente sí), donde los intermedios no existirán, el voto blanco o nulo, no sumará a nada, no se acumularán escaños, y no habrá opción a la segunda vuelta. Que guebada no?, si puej, pero así de cruda esta la cosa, y se limita aún más en este momento en términos concretos, participas o no? Porque el propio proceso electoral te dice… cumpa esto es como en el la Loba. Los mirones..., son de palo.
La gran discusión en este momento se concentra en 2 asuntos, primero si los documentos que respaldan la propuesta política del MAS y de la Regiones de la Media Luna, cuentan con la legitimidad y la legalidad suficiente; y segundo, si el contenido de cada uno de los instrumentos incluye los más altos valores democráticos, y en esta batalla, es máscara contra cabellera, donde los rudos se han atrincherado en la defensa de los argumentos de legalidad y legitimidad de ambos bandos, y los técnicos tienen sus esquinas en el ring del contenido de cada una de las propuestas. (Para quien ha visto alguna vez lucha libre, Blue Demon contra el Santos, el enmascarado de plata, más o menos).
Entre esta lucha de titanes, se encuentra la gente, el pueblo, las masas, a galera, como dirían los cariocas, que en este momento en términos estrictamente reales tiene 3 opciones, o gira en la corriente del aíre frío y pesado, o lo hace en el sentido en el que gira el aire liviano y caliente, o toma la tercera opción (sin mal interpretar), que es quedarse al medio, presto a ser succionado por el ojo de la tormenta, para luego invisibilizarse y quedar como un despojo inútil arrojado a un lado, como un efecto colateral de la misma, (dramático no?, pero es cierto. ¿Existe la posibilidad de que los ciudadanos cuerdos generen otra opción alternativa más democrática y plural? Sí, pero es una posibilidad lejos de estar estructurada actualmente.)
Entonces frente a esto, sin desmerecer las discusiones ciudadanas que fortalecen el pluralismo y afianzan la democracia, y sin claudicar en el derrotero de vivir en una sociedad libre y verdaderamente democrática, valga la redundancia, estamos frente a la lucha de dos modelos ideológicos políticos, que buscan generar sus instrumentos de gestión del poder, ya sea mediante el “instrumento de la constitución” o el “instrumento de los estatutos”, hasta aquí nada nuevo en el análisis, la variante la presento, en el sentido de que el voto por consigna, pudiera no ser simplemente eso, sino que en este momento, a la gente de un lado y del otro lo único que le importa es consolidar un modelo político institucional, no importa con que errores venga, ya que eso se arreglará en el camino. Me da la impresión que las discusiones de si el proceso o el contenido estuvieron bien o mal, son extemporáneas y ahora sólo resta definir si es o frío o caliente, y después se verá si es dulce o salado.
Aunque esto parezca demasiado simple y se limite a un pensamiento bipolar, la realidad nos dice que en 60 días enfrentaremos las urnas para decidir mediante el voto un modelo u otro (quizá técnicamente no, pero políticamente sí), donde los intermedios no existirán, el voto blanco o nulo, no sumará a nada, no se acumularán escaños, y no habrá opción a la segunda vuelta. Que guebada no?, si puej, pero así de cruda esta la cosa, y se limita aún más en este momento en términos concretos, participas o no? Porque el propio proceso electoral te dice… cumpa esto es como en el la Loba. Los mirones..., son de palo.